Trabajo académico, 2011.
“De lo que hemos aprendido en las clases de la vida, en los relatos de la gente y en los inventos de los viejos. De lo que no enseñan en las escuelas y en las charlas de medianoche imaginamos para matar el sueño. De todo esto hemos querido, por decisión propia, creer que existen. Más allá de las bromas y las leyendas, hemos inventado y prefijado en nuestras mentes una imagen típica de la naturaleza de estos seres; que cierta o no, la tenemos y la guardamos con un poco de ingenuo cariño e ilusión.
Lo vemos en el cine, lo leemos en los libros, lo tememos en la vida diaria. Estos son: Personajes de traje oscuro, delgadez considerable, rostro blanco, pálido y ojeroso, y unos profundos ojos rojos.
Seres que pasean por la madrugada, que frecuentan la soledad de los centros sociales de los mortales, que caminan sin producir sonido alguno, pero que nos hacen saber que están ahí, al menos por instantes. Viajantes entre la vida y la muerte, jóvenes amantes del silencio, del viento frío, del ambiente sepulcral; tan quieto, tan placentero. Seres que atraen, seducen y matan por instinto o por placer. Eso creemos.
Pero, ¿por qué no puede ser que ese traje negro sea el escudo que protege la blancura de su alma?, un alma blanca de extremo resplandor, que no puede ser vista a través de los espejos. ¿Por qué no pueden ser esos labios rojos, los que cuiden esa dentadura tan original que les hace diferentes?
¿Y por qué insistimos en ver el rojo de sus labios y no el blanco de sus corazones? ¿Por qué fijarse en el frío de sus manos, y no en el calor de su sangre? Al final del viaje, ellos sólo buscan el fluido de la vida, el elixir de la humanidad, la pureza de las almas. Lo que es “la búsqueda de la felicidad”, para los mortales.
¿Que tal si lo oscuro de su vestir les ayuda a ocultar quienes son, y evitar que nosotros seamos quienes les hiramos? A lo mejor son ellos los blancos y nosotros los rojos.
Lo que los ojos miran y los oídos oyen, no es el absoluto de la verdad vista desde fuera. Como en la fotografía, que lo negro es blanco y lo rojo es bueno. No todo está revelado.”
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